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Mi última carta del 2015

Amigos y amigas de mis redes sociales, por fin encuentro un espacio para escribirles esta carta. Es posible que sea muy larga porque es una respuesta multiplicada para todos aquellos que por medio de mis redes y también aquellas cartas hechas a mano, me expresan su cariño. En estos días he estado muy emotiva. Por todo me pongo a llorar de emoción. Por supuesto que estoy muy feliz y muy agradecida con este gran año.

Hace unos días me tocó recibir a más de 500 personas que asistieron a la firma de discos que hice en Pabellón Polanco. Algunos de ustedes llegaron llorando, tratando de expresarme sus emociones, créanme que yo también tenía un nudo en mi garganta. Me sentía realmente sensible y vulnerable en ese instante donde uno sufre un poco de cansancio; pero también de una emoción y gusto infinitos de ver cómo este disco ha conectado con todos ustedes. Es serio, se los prometo, ahora mismo tengo escalofríos de sólo recordar los bellos momentos que me ha tocado vivir con Hasta la Raíz.

Estoy tan sólo a unos días de poner en off esa parte de Natalia Lafourcade que ustedes conocen para encender a una Natalia que yo no conozco mucho. Esa Natalia es la que se toma vacaciones. Es posible que no me lo crean, pero nunca me tomo vacaciones, nunca desconecto por completo; pero este fin de año lo haré porque lo necesito urgentemente. Me llena de emoción y de alegría saber que podré tener un encuentro conmigo misma y con mi enamorado.

Sé que aún faltan algunos días para terminar el año, pero justo en estos días uno aprovecha para juntarse con amigos y compañeros de trabajo para agradecer por todo lo sucedido en el año que acelera para su fin. Yo quisiera hacer un recuento de este año.

Recuerdo la sensación de Diciembre del 2014, tenía un disco terminado. Recuerdo viajar a Veracruz y ponerlo en el coche para sentir cómo corría, un poco ver si al mismo tiempo en que me apartaba de el y lo escuchaba como si no fuera mío… ver si realmente me gustaba o no. En varias ocasiones me sacó muchas lágrimas. A momentos me sentía como si estuviera en rituales constantes de despedida para todas aquellas canciones que había hecho unos meses antes sin saber cómo terminarían. Recuerdo muy bien la ansiedad. Misma que tuve que aprender a gozar. Esa ansiedad que uno siente antes de liberar un disco. Había noches que no podía dormir. Había días en los cuales lo único que quería hacer era estar en cama sin salir al mundo. Quería quedarme ahí bajo las cobijas entre el calor de mis gatos. Recuerdo ese día en el que mi novio y yo al manejar de camino a Veracruz pensamos en hacer un lyric video donde nos pintaríamos nuestros cuerpos desnudos. Nos fuimos al campo y nos metimos entre las plantas, nos quitamos la ropa y comenzamos a pintar en nuestros cuerpos la letra de hasta la raíz mientras tratábamos de grabar con una aplicación en el teléfono. Terminamos llenos de piquetes de moscos y llenos de pintura, así nos dimos cuenta de que nuestros cuerpos no eran suficiente para escribir la letra completa, aún así la letra se veía muy bien en la cámara y en blanco y negro, mejor. Tuvimos que pensarlo mejor y fue así como hicimos convocatoria a amigos para pintar todos nuestros cuerpos con la letra de hasta la raíz. Recuerdo haber tomado la decisión de liberar esa canción el primero de enero para dar calor a México con todos sus encantos y también sus momentos difíciles. El video fue liberado y mi corazón estaba tan nervioso como si fuera a dar un concierto por primera vez. Fue hermoso ver tal respuesta ante tal video.

Unos días después me tocó compartir una experiencia similar, pero más intensa. Recuerdo haberlos invitado para estar en el video de Hasta la Raíz. Desafortunadamente no todos podían venir pues esto lo estábamos haciendo en la Ciudad de México. Recuerdo entrar a este foro en donde estaban ustedes ahí esperando. No imaginan cuánta gratitud brotó dentro de mi. Sabía que en unos minutos estaríamos todos compartiendo energía mientras me ayudaban con sus manos para llegar al escenario. Una, otra y otra y otra más hasta llegar a ocho tomas. La última fue la que quedó. Todas eran hermosas, con sus imperfecciones y perfecciones. Con sus errores de luz, movimiento, cámara o lo que fuera. Jamás imaginamos lo mágico que sería hacer este videoclip.

Recuerdo el primer ensayo que tuve con Tenoch Huerta el actor de mi video ‘Nunca es Suficiente’. Imaginen que los dos estábamos muy nerviosos. Yo por ser tan fan de su trabajo y belleza tan peculiar y él porque a su padre le gusta mi música y me escuchaban constantemente. En fin. Fans el uno del otro. En ejercicios de actuación nos tocaba acercarnos, mirarnos, vivir una intimidad ficticia ya que en el video seríamos pareja y aparte una pareja de esas intensas que se pelean a golpes y dos segundos después se aman con pasión. Lo recuerdo a él diciéndome: “no tengas miedo Nat, no hay nada a que temer”. Para mi fue hermoso encontrar esos rincones de timidez en mi y abrazarlos para superarlos y finalmente entregar al director lo que él necesitaba. Lo sigo pensando… Algún día exploraré más en el universo de la actuación. Por ahora no es eso lo que me toca hacer.

Ha sido un año de viajes, juntas interminables, crecimiento mezclado con aprendizajes. Un año de compartir, de llevar por muchos lugares las melodías y letras que viven en Hasta la Raíz. Ha sido un año de poco dormir y mucho disfrutar en los escenarios. Un año lleno de sorpresas y momentos inesperados. Un año de enamorarme y liberar mi corazón. Un año de rituales y momentos de celebración. Un año de constantes contrastes. Hace unos días en una entrevista me preguntaban si yo creía que este fue el año de mi carrera. El mejor. Es posible que sí. Recuerdo cuando era niña experimentar la sensación de abundancia cuando nuestro árbol de guayabas que teníamos a la entrada de la casa, nos regalaba más de 60 guayabas al día en verano. Mi madre no sabía que hacer con tanta guayaba y siempre me decía: “Mira es un momento de cosecha.” Corríamos con canastas por todo el jardín. Ella decía: “Hay que dar las gracias y compartirlas.” Hacíamos postres, gelatina, dulce, mermeladas, agua y todo lo que se pudiera sacar de tan rica fruta. El jardín olía a perfume de guayabas, se sentía la esencia de las guayabas por todas partes en la casa.

Así me sentí este año. Fue un año de cosecha pura. Increíble la sensación de esto. Pienso que esta pequeña pausa que pondré a mi andar me permitirá asimilarlo todo. Después de tantas y tantas guayabas mi madre no sabía qué hacer. Una parte de mi se siente igual. Siento que es maravilloso poder sentarme para imaginar nuevos sueños pues muchos de los que soñé algún día se cumplieron este año. ¿Ahora que sigue? Me encanta cuando me hacen esta pregunta en entrevistas como si tuviera la respuesta exacta. Por supuesto que estoy en busca de la respuesta. Y siempre estaré buscando lo que viene después. Mientras, pienso que es momento para agradecer por tanto.

Haber hecho este disco me dejó algunos aprendizajes que quisiera compartir. Es posible que muchos de ustedes ya sepan acerca de esto; pero créanme que a momentos yo me sigo sintiendo nueva y toda una aprendiz de la vida.

Hasta la Raíz me ha enseñado que sí: vale la pena perdonar y sanar. Que es muy saludable reconstruir nuestros corazones con amor y ternura para nosotros mismos.

Que de una situación difícil que nos causa mucha tristeza o dolor se pueden sacar cosas muy positivas, que vale la pena explorar dentro de nosotros nuestras emociones y aceptarlas tal y como son. Que esta bien abrazar al desamor con todas las crisis emocionales que trae bajo el brazo, permitirle entrar a la casa y tomar café con él. En la soledad, recordé conectar con el universo. Y esto hay que hacerlo porque hay muchas distracciones pero cuando nos dejamos, hay muchas sorpresas escondidas en cada rincón.

Hasta la Raíz me enseñó de la importancia de ser paciente y disfrutar los procesos. Recuerdo tantos momentos que pasamos para hacer este disco; nunca corrimos, nunca tuvimos prisa, respiramos cada segundo lento y disfrutamos.

Otra cosa sobre lo que aprendí fue de el trabajo en equipo. Nada mejor que eso. Fue hermoso explorar en el talento de todos los que me acompañaron en este disco. Todos mezclamos nuestros sentires y conocimientos en el disco para llegar al mejor resultado posible.Siempre celebramos pensando en que ya éramos ganadores porque estábamos felices. Resolviendo los acertijos maravillosos con los que uno se encuentra al hacer discos de música.

Hasta la Raíz me enseñó a decirle adiós a mis canciones para dejarlas volar y es emocionante ver cómo éstas se fueron volando como palomas descontroladas. En serio que a un punto del año sentí que todo se me fue de las manos. Pero al final esas canciones ya no son mías, ya no son personales, ahora las puedo compartir con ustedes y esto se siente hermoso en el alma. Nunca viajamos demasiado en el futuro para tratar de imaginar lo que pasaría con este disco. Constantemente me preguntan si esperaba todo lo que pasó y la verdad no. Hasta la Raíz me enseñó que está bueno hacer lo más posible por llegar a un resultado en el cual uno se siente pleno y feliz. Al final, cuando el disco estaba masterizado estábamos felices; pero nada nos garantizaba que ustedes lo abrazarían como lo han hecho hasta ahora. Aún así hicimos toda una celebración en casa con comida y vino. Hasta la raíz me confirmó que los sueños perseguidos con trabajo y goce se hacen realidad.

Tengo tanto por lo que agradecer este año y quería dejarles saber lo tan feliz que me siento de que ustedes sean mis compañeros en este viaje y al mismo tiempo me dejen acompañarlos. Disfruto mucho de leer sus cartas. Deseo que cierren el 2015. Bien. Que hayan cumplido sus sueños y que celebren rodeados de amor y cosas positivas. Siempre cerrar un año y abrir uno nuevo nos permite comenzar una nueva historia y nosotros podemos escribirla y llenarla de todo aquello que nos haga felices. Eso esta en nosotros. Amigos y amigas. Perdonen mis mega choros. Esto sólo se los comparto con el mismo cariño que ustedes mandan en sus mensajes.

Quiero pedir una disculpa a algunos que me han encontrado por ahí en aeropuertos o rincones donde no soy la más alegre ni energética. No es personal, espero lo entiendan; pero en todo este año no he parado y estoy muy cansada. Alguien me dijo por ahí: “Nat, por favor, no te caigas de mi pedestal”. Yo le pedí de vuelta que me bajara de ahí. Soy feliz compartiendo mi música y eso es lo que amo hacer. Pero también soy una persona como todos y un poco pequeña, con un cuerpo que también se cansa mucho. Siempre trataré de hacerlo lo mejor y sobre todo con amor. Yo los quiero a todos y espero comprendan de esta parte amigos míos.

Aquí me despido y nos vemos el próximo año. Si llegaron hasta aquí les pido lean un poco acerca de un concierto que haré con amigos para los niños y niñas atendidos por Save the Children en México. Este es un proyecto que me llena de emoción y espero ustedes puedan formar parte de esta importante causa.

Bueno amigos. De nuevo gracias. Los quiero mucho y les deseo lo mejor para el 2016.

Amor, paz, salud, felicidad.

Natalia Lafourcade.